A menos de un mes para las elecciones a nivel nacional, la época electoral se hace notar en el espacio público y en las pantallas. Lo curioso es que este año se ha lanzado a la alcaldía de Quito una supuesta feminista. Si, supuesta, porque la candidata Maria Sol Corral nunca o por lo menos en lo que le consta al movimiento feminista ecuatoriano, ha estado presente en espacios donde se traten temáticas específicamente con perspectiva de género. Esta candidata, con los colores de su campaña amarillo y rosado, pretende llamar la atención a un público femenino. No podemos considerar que su intención sea buena, pues su campaña refleja una postura machista e ignorante ante la problemática de violencia de género.
En el arco del Ejido como parte de su campaña decidió colocar imágenes de mujeres en cuyo rostro se veía la forma de una mano en color negro, expresando de manera literal a una mujer maltratada. ¿Cómo es posible que a su asesor no se le ocurrió que quizá estas imágenes están re victimizando a las mujeres, silenciándolas aún más con una marca en su rostro y sin graficar que la violencia no sólo es física? a todo esto, bajo las imágenes constaba la frase (#) “YA TOCA A LAS MUJERES”. Sinceramente no comprendemos cuál es la intención de esta frase, ¿qué ya es permitido que nos toquen y por eso la insinuación de la mano en el rostro de una mujer?
Claramente, María Sol Corral y su asesor no tienen perspectiva de género y son tan atrevidos de lanzar una campaña mediática con “tomas de espacios” y spots publicitarios. En uno de dichos spots publicitarios aparece ella golpeando con una chancleta de color rosado a personas que se supone actúan como agresores. Más bien parece un chiste mal contado, pues el contenido de dicha campaña supuestamente llamada feminista no responde a las necesidades verdaderas de las condiciones de las mujeres hoy en día en el país. No hemos visto más que colores llamativos y hashtags sin sentido de parte de esta pseudo feminista.
Rechazamos el uso del feminismo como mercancía para conseguir o atraer votos. No creemos que la igualdad democrática sea la forma de reconocernos como cuerpas diversas, entendemos que las perspectivas de género manejadas desde el estado siempre dejarán de lado las disidencias e intentarán invisibilizarlas, relegándolas al ámbito privado. No apoyamos procesos electorales que buscan satisfacer las necesidades de la normatividad.